top of page

Cuentos, mitos y leyendas: distintas variaciones de narrativa folclórica.

23 de mayo del 2020

ezln.jpg

Mural zapatista. Chiapas, México.

        Este artículo estudia principalmente las similitudes y diferencias existentes entre cuentos, mitos y leyendas. Sin embargo, antes de entrar en el caso concreto del análisis de estos géneros narrativos, es interesante delimitar el marco general en el que nos vamos a mover, es decir, qué entendemos por folclore y, en particular, cómo definimos la literatura folclórica.

 

Hasta finales del siglo XIX no hubo una definición aceptada y unánime de folclore, término que apareció por primera vez en 1846 en una publicación del inglés William John Thorns y que proviene de la unión de las palabras inglesas folk (pueblo) y lore (sabiduría). Por lo tanto, la definición que se le da al folclore en el momento de su nacimiento es la de sabiduría, o conjunto de conocimientos del pueblo. Una definición tan sencilla y a la vez tan vasta nos permite construir rápidamente una idea de lo que es el folclore. Sin embargo, también trae consigo una gran confusión: ¿dónde empieza el folclore y acaba la historia, o la sociología o la etnología? La complejidad de la pregunta hizo que fuesen necesarios casi cincuenta años de estudio para encuadrar el folclore como una disciplina independiente dentro de las ciencias antropológicas. Actualmente, para que una determinada obra sea considerada folclore debe: ser anónima, aceptada por los integrantes de una comunidad, de difusión oral y tradicional, y debe poseer una función dentro de dicha comunidad. Es decir, por una parte, la autoría de la obra no pertenece a nadie, y al mismo tiempo pertenece a toda la comunidad, que la reivindica. Por otra parte, el folclore está entretejido con la historia de la comunidad, con sus usos y costumbres, con sus valores y con sus medios de vida, y le sirve a la comunidad para conservarlos y adaptarlos a su presente. El hecho de que la literatura folclórica sea oral puede estar relacionado con el alto grado de analfabetismo existente en la población hasta finales del siglo XX, pero también es una manera de crear lazos dentro de la comunidad, apareciendo en esta característica un uso en si mismo del folclore. La vigencia y tradicionalidad del folclore son descritas a la perfección por unas palabras muy sencillas de Olga Fernández Latour de Botas: “Para mí, el folclore es un pasado presente. Si no es pasado, no es folclore. Si no es presente, lo fue, pero no lo es más”.

 

Dentro de las ramas del saber popular que están incluidas en el folclore de un pueblo, encontramos la literatura folclórica, cuyas principales formas son: el cuento, el mito y la leyenda. Es importante aclarar que, si bien dichas formas ostentan un lugar privilegiado en el folclore literario, no son las únicas que lo conforman. Así, forman parte del folclore literario: coplas, romances, proverbios ...

 

Pero ¿cuál es el origen de la literatura folclórica? Las dos principales teorías sobre dicho origen, que se han disputado la vigencia desde que el folclore comienza a ser objeto de estudio, son:

 

  • La teoría monogenista: que defiende el origen geográfico único de la literatura folclórica y su posterior expansión por todo el globo terráqueo. Esta teoría fue principalmente defendida a principios del siglo XIX [2, 3].

 

  • La teoría poligenista: que, al contrario, sostiene la tesis de un origen compartido por las distintas sociedades primitivas del planeta, y una posterior interacción entre los distintos folclores de cada sociedad. Esta interacción conduciría a la inclusión y adaptación por parte de una sociedad del folclore de otra [4, 5]. En la actualidad, la teoría generalmente aceptada es la poligenista.

 

Por otra parte, la función de la literatura folclórica en sus estadios iniciales continúa siendo una incógnita, aunque hoy en día son aceptados los orígenes: ritual, sacro y/o pedagógico, e incluso lúdico.

 

Para poder ser más preciso en el análisis del origen y la función de la literatura folclórica es necesario estudiar géneros concretos, cada uno de los cuales tiene aspectos comunes y diferenciales con los demás. Por lo tanto, es lógico pensar que dentro del folclore literario, los límites y fronteras entre unos géneros y otros son confusos y borrosos. De manera que dependiendo del investigador, la definición que se dará de unos géneros y otros variará, y en función de esas variaciones un mismo relato se considerará cuento, mito, leyenda, u otro género distinto.

 

El cuento, el mito y la leyenda: similitudes y diferencias

 

El cuento

 

        Uno de los más importantes investigadores del cuento es el ruso Vladimir Propp, que aceptó la clasificación existente de los cuentos en tres grupos principales: cuentos de animales, maravillosos y costumbristas.  A pesar de este fundamento en el que basó su estudio, Propp advirtió que las fronteras entre estos tres grupos no son claras, pudiendo un mismo cuento pertenecer a varios grupos a la vez. Por ejemplo, todos los cuentos de animales tienen algo de maravilloso, al atribuirles a estos cualidades humanas como el habla. Propp concentró sus estudios en los cuentos maravillosos que definió como relatos míticos que han perdido su función sagrada. Otro punto de vista más general es el del estudioso ecuatoriano Abdón Ubidia, para el que los cuentos son composiciones que ponen en escena seres imaginarios que efectúan acciones imaginarias en lugares imaginarios.

 

Podemos entender el cuento como una narración oral breve cuya función principal es entretener. Junto a esta función principal, encontramos también un interés pedagógico. A través del cuento se intentan difundir unos valores o códigos morales que permiten un estudio antropológico del grupo al que pertenecen. Un ejemplo de cuento con lección moral, que permite un estudio antropológico de la sociedad en que se encuentra, es el cuento ecuatoriano conocido como “La reina mora”. En él se alecciona contra el mestizaje, moraleja que no sorprende si ubicamos el origen del cuento en la época colonial.

 

Por lo tanto, el cuento se abstrae completamente de la realidad, ha perdido toda función sagrada y en la actualidad manifiesta una función lúdica y pedagógica.

 

La leyenda

 

        A diferencia del cuento, la leyenda no se narra como un relato completamente imaginario, sino que se apoya en personajes, épocas y lugares concretos para dar un valor real e histórico a lo expuesto. Asimismo, la leyenda suele manifestar una función pedagógica y moralizadora, atributo que comparte con los cuentos no puramente lúdicos.

 

El valor histórico de las leyendas y la autenticidad del núcleo de las mismas ha sido fuente de controversia entre los investigadores desde principios del siglo XIX hasta nuestros días. Por este motivo, definimos la leyenda como un relato oral con intención histórica, que cumple una función moralizadora en el grupo a cuyo folclore pertenece.

 

Un gran número de leyendas, que sirven para ilustrar a la perfección el género, nacen durante la alta y baja edad media con una esencia fuertemente religiosa. En ellas se relatan y admiran los milagros de los santos, las gestas de ciertos héroes, o la vuelta al redil de ovejas descarriadas. Un ejemplo de este tipo de leyendas religiosas es la de Santa Bárbara. Según está leyenda, un rayo de luz habría acabado con la vida del padre de Santa Bárbara, después de que este la decapitase por haberse convertido al catolicismo. Tanto el lugar como la época de los hechos quedan definidos en la leyenda: Nicomedia en el siglo III-IV. De igual manera, y con la intención de dar valor histórico a la narración, la leyenda da a conocer tanto el nombre de la santa como el de su padre (Dióscoro). Por último, el objetivo moralizador religioso que impregna a la leyenda es evidente.

 

El mito

 

        Se considera mito todo relato oral que, dentro de una determinada sociedad, es utilizado para explicar el origen de la totalidad de los seres y acontecimientos conocidos por dicha sociedad, y que además tiene un carácter sagrado [6].

 

Por su definición, los mitos solo existen propiamente en el folclore de las “sociedades primitivas”. Estas sociedades han tejido una urdimbre de relatos perfectamente interconectados que explican el origen de todo aquello conocido por la sociedad. Esta urdimbre de relatos no solo explica el origen de las cosas, sino que también sirve para formular preguntas inherentes al ser humano: ¿cuál es el sentido de la vida?, ¿qué hay después de la muerte?, etc.

 

Por ejemplo, el mito de Hainuwele sirve al pueblo wemale de la isla Ceram, en Indonesia, para explicar la existencia mortal de los seres humanos, así como la aparición en la Tierra de los animales y los tubérculos. Además, alecciona contra el asesinato. Según este mito, la diosa Hainuwele, nacida de la sangre del cazador Ameta y de la leche de un cocotero, fue asesinada por otras deidades. Ameta, afligido por la pérdida, descuartizó el cuerpo de Hainuwele y enterró los distintos pedazos bajo tierra, dando lugar a la aparición de los tubérculos. Más tarde, con los brazos de Hainuwele hizo una puerta y advirtió a los asesinos de Hainuwele que no viviría allí donde se había cometido un asesinato, que se marcharía atravesando dicha puerta. Los dioses que lo siguieron a través de la puerta se convirtieron en mortales humanos, mientras que aquellos que no fueron capaces de seguirlo dieron lugar a los animales.

 

Sobre el afán civilizatorio de las “sociedades desarrolladas”, dice Abdón Ubidia:

 

Ahora sabemos que las comunidades primitivas son sociedades que han evolucionado a lo largo de los siglos hasta dotarse de una estructura actual que les garantiza la supervivencia. […] Esos “salvajes” han llegado a entender el mundo así, de esa manera. Destruir su cultura es destruirlos desde adentro, en lo más íntimo, en lo que les constituye como hombres. [7]

 

 

El folclore: salvaguardar un mundo donde quepan muchos mundos

 

        Hoy en día, el folclore de numerosas comunidades del planeta corre el peligro de desaparecer, y con él la identidad de dichas comunidades. Las causas son dispares y pueden ir desde la imposición de una cultura diferente por parte de otra comunidad, a la adopción por parte de la comunidad de una cultura “mayoritaria” (imposición enmascarada), pasando por la desaparición física de la comunidad. Sea cual sea la naturaleza de la desaparición, lo cierto es que implica una pérdida de conocimientos y saberes difícilmente sustituibles. Y no solamente de conocimientos y saberes, sino también de diversas “concepciones del mundo y de la vida” [8]. Concepciones que mueren poco a poco, reduciendo los puntos de vista al predominante.

 

Desde hace ya muchos años y en todos los rincones del planeta, un gran número de personas se está dedicando a salvar lo que queda del folclore de unas y otras comunidades. Pero, si hay que salvarlo ¿continúa siendo folclore? Si hay que salvarlo significa que ya no forma parte del presente de la comunidad a la que pertenece, que ya perdió su función en la misma ¿Significa esto que el folclore puede salvarse en tanto que saber y conocimiento, pero no en tanto que concepción del mundo?

 

Hoy por hoy, en pleno proceso de globalización, en pleno proceso de desaparición de tantas y tantas culturas minoritarias, ya sea por el sometimiento o por el abandono, en pleno proceso de homogeneización social, de empobrecimiento cultural, cabe preguntarnos si la pérdida de los diversos folclores supone la destrucción no solo de un importante material cultural, sino también de los valores humanos en él contenidos, y cabe también preguntarnos si nosotros, al igual que esos “salvajes”, no estamos siendo destruidos “desde adentro, en lo más íntimo, en lo que” nos “constituye como hombres”.

Referencias y notas

  • Folk-lore. William John Thorns. Revista Athenaeum n.º 982.

  • Leyendas y cuentos folclóricos: Antología. Graciela Dragowski y Eduardo Romano. 1981.

  • Esquema del folklore. Conceptos y métodos. Augusto Raúl Cortazar. 1959.

  • Morfología del cuento folclórico. Vladimir Propp. 1974.

  • Las raíces históricas del cuento. Vladimir Propp. 1974.

  • El cuento popular. Abdón Ubidia. 1977.

  • T.R. Tangherlini, “It happened not too far from here …”: A survey of legend theory and characterization. Western Folklore, 49 (4), 371-390.

  • Herman Hesse, Leyendas medievales. 1925.

  • Luis Alberto de Cuenca, Mito, Leyenda y Cuento. La voz y el mito: Simposio sobre patrimonio inmaterial – 2009. Fundación Joaquín Díaz.

  • Imagen de https://www.flickr.com/photos/pongaaquisunombre/8013525316

[1] Entrevista de Ricardo Dealecsandris a Perla Montiveros de Mollo y Olga Fernández Latour de Botas en “Dialogando”. Programa emitido el 01-11-2008. Emisión n.º 604/49.

[2] Cuentos de la infancia y del hogar. Jacob Grimm y Wilhelm Grimm. 2ª edición 1819.

[3] Panchatantra. Edición de Theodor Benfey. 1859.

[4] Myth, ritual, and religion. Andrew Lang. 1887.

[5] Les contes de Perrault et les recits parallèles. Émile Nourry. 1923.

[6] Antropología estructural. Claude Lévi-Strauss. 1958.

[7] Cuentos, leyendas, mitos y casos del Ecuador. Abdón Ubidia. 1993.

[8] Antonio Gramsci, Observaciones sobre el folclore. Quaderni del carcere. 1935

Un gran catálogo comentado de recopilaciones de cuentos tradicionales se encuentra en el libro Historia del cuento tradicional de Juan José Prat Ferrer. Publicado en 2013 por la fundación Joaquín Díaz.

Escrito por

Cg_2

Carlos Granero Belinchón

Nacido en Cuenca (España), actualmente resido en Toulouse, donde me dedico a la investigación en ciencias físicas. La literatura es una de mis principales aficiones y me siento especialmente atraído por la literatura latinoamericana: Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges…

© 2020 by Archeliteratura.com

bottom of page